Conceptos técnicos básicos

¿Qué es el alojamiento web gratuito? ¿Hay alguna opción mejor para ti?

Martin Trauzold
Martin Trauzold
Última actualización noviembre 8, 2019 12 Minutos de lectura
¿Qué es el alojamiento web gratuito? ¿Hay alguna opción mejor para ti?

© Miguel Á. Padriñán / Pexels

Durante el proceso de puesta en marcha de tu propio sitio web, hay un par de pasos que te exigirán un poco amás de tiempo y atención.

Uno de ellos es decidir qué tipo de alojamiento web es el mejor para ti. Pero, antes de eso, ¿sabes qué es el alojamiento web?

Aunque puede resultar cómodo pensar en un sitio web como un todo unitario, en realidad está formado por un montón de archivos diferentes que se combinan para dar lugar a tu presencia online. Estos archivos no existen en la nube, sino que tienen que ser almacenados en algún lugar tangible, como un servidor.

Al pagar un servicio de alojamiento, les estás pagando para que acojan y almacenen tus archivos en sus servidores. A cambio, te podrán cobrar una tarifa mensual o anual, o incluso darte un servicio gratuito en algunos casos.

La mayoría de los servicios de alojamiento son propietarios de un gran número de servidores, que son conocidos como centros de datos. Al usar estos bancos de servidores, los servicios de alojamiento tienen mejores prestaciones. Entre sus recursos hay::

  • recursos de energía alternativos, que aseguran la estabilidad del servidor durante problemas imprevistos como apagones o fallos de corriente
  • altos estándares de seguridad, que protegen tanto los centros de datos como los sitios alojados en sus servidores
  • discos duros y sistemas de apoyo personalizables, que permiten un enfoque adaptado a las necesidades del cliente en lo que se refiere a capacidad y protección del servidor

Con todas estas medidas auxiliares, las compañías de alojamiento pueden mantener sus servicios en funcionamiento (y por tanto, tu sitio web online) 24 horas al días los 7 días de la semana.

¿Cuál es la diferencia entre nombre del dominio y alojamiento web?

Con toda la jerga técnica que se utiliza en el sector, puede ser un poco complicado intentar descifrar que necesitas para poner en marcha tu sitio web. La confusión entre el nombre del dominio y el alojamiento web es especialmente habitual.

Una buena forma de entender la diferencia es imaginar que tu contenido digital como una casa: el servicio de alojamiento web es el edificio en el que se guardan todos tus archivos, mientras que el nombre del dominio es la dirección y el número de la calle.

Es decir, cada sitio y cada página cuentan con una serie de números por los que pueden ser identificados y buscados. Esos números se refieren directamente a la IP de tu servicio de alojamiento web, que identifica los archivos que se le están solicitando y los envía a la página del navegador del usuario que quiere entrar a tu sitio.

Sin embargo, como es poco razonable esperar que la gente recuerde listas enormes de números, en lugar de una larguísima dirección numérica a tu sitio se le asignará un nombre de dominio. ¡Parece mucho más fácil teclear Amazon.es que introducir una complicada serie de números cada vez que quieras hacer compras online!

Alojamiento web gratutito o de pago: ¿cuál te conviene más?

A la hora de decantarse por un servicio de alojamiento para tu sitio, el factor más importante a tener en cuenta es tu presupuesto. Hay algunos servicios de alojamiento que sin duda te permitirán arrancar con tu sitio de forma más económica, pero hay otras variables a tener en cuenta.

  1. Aunque pueda sonar muy bien, pagar por un servicio de alojamiento significa también contratar un servicio de atención al cliente. Y, en función del tipo de servidor que elijas, contar con asesoramiento de un experto ante caídas del sitio o brechas de seguridad puede ser de gran ayuda. De hecho, pagar por un servicio de alojamiento y las ventajas que trae consigo merece especialmente la pena en el caso de los principiantes.
  2. Una condición que suelen poner todos los servicios de alojamiento gratuitos es la de que aceptes anuncios en tu propio sitio. Aunque puede que esto no te parezca importante, puede debilitar tu marca si estás pensando en incorporar el marketing de afiliados en un futuro próximo. Por ejemplo, en un blog de moda los anuncios del servicio de alojamiento podrían chirriar bastante.
  3. Otros temas a tener en cuenta si estás considerando un servicio de alojamiento gratuito son las restricciones en las páginas y en el ancho de banda. Es importante revisar la letra pequeña, ya que muchos servicios gratuitos restringen el número de páginas que puedes crear dentro de tu sitio. Y además, los límites en el bando de ancha pueden dar lugar a que tus visitantes se encuentren con páginas que tardan mucho en cargarse o que, en algunos casos, no se cargan del todo.Un servicio de alojamiento gratuito puede ser una buena solución para sitios web sencillos, pero es importante elegir un servicio que encaje con la versión de tu sitio que aspiras a crear. Lo básico no siempre es lo mejor.

Elegir el alojamiento correcto para tu web

En Internet hay un gran número de servicios de alojamiento disponibles, y tener que elegir la mejor opción para tu propio sitio a veces puede resultar abrumador. Así que, antes de adentrarte en la madriguera de proveedores, es recomendable qué tipo de alojamiento necesitas:

Alojamiento compartido

No es casualidad que el tipo de alojamiento web más popular sea también el menos caro. Sin embargo, también suele ser el menos fiable, así que es importante valorar si te compensa ahorrar unos céntimos y arriesgarte al coste que tienen los fallos del sistema y otros posibles problemas.

Como su propio nombre indica, con este tipo de alojamiento varios clientes comparten el mismo alojamiento, por lo que sus archivos se guardan en el mismo disco duro, se transmiten desde el mismo servidor y se procesan en la misma CPU (Unidad Central de Procesamiento, por sus siglas en inglés).

Esto no tiene por qué suponer ningún problema, siempre que ninguno de los sitios que comparten alojamiento sea muy popular o empiece a requerir demasiado esfuerzo por parte del servidor.

Cada vez que un usuario visita tu sitio web, está solicitando visualizar los archivos, por lo que tu servicio de alojamiento los tiene que enviar hasta su navegador. Si un sitio recibe grandes cantidades de tráfico de forma inesperada, el ordenador que lo aloja se ve sometido a estrés y, a menudo, el sitio puede caerse.

Así que si tu sitio comparte servidor con una página muy visitada, puedes experimentar problemas de rendimiento sin saber muy bien por qué.

Otro aspecto a tener en cuenta es el riesgo que a veces conlleva compartir alojamiento. A pesar de tus esfuerzos por usar software seguro y mantener tus programas al día, puede que sean tus compañeros de servidor quienes creen problemas. Por un lado, un descuido por su parte puede desproteger tu sitio y hacerlo vulnerable a ataques.

Por otro, compartir la misma dirección IP puede significar que se te aplique el mismo rasero en caso de alguno de ellos es clasificado como spam o incurre en conductas inadecuadas. Podrías verte en una lista de spam o sometido a firewalls de contenido sin entender qué has hecho mal.

Alojamiento con un servidor asignado

Al recurrir a un servidor asignado a ti, puede que pagues más, pero quizá valga la pena tener el control de tu propio servidor. Tener acceso directo al servidor que aloja tu sitio quiere decir que puedes instalar/desinstalar cualquier programa o software, retocar el sistema operativo en sí o incluso cambiar los ajustes de configuración más básicos de tu sitio.

La principal ventaja de usar un servidor asignado es que no te enfrentarás a los problemas de seguridad o gestión de los recursos que trae consigo un servidor compartido. Sin embargo, el poder conllevar responsabilidad. Y en este caso será tu responsabilidad cumplir con los protocolos de seguridad y actualizar regularmente el software. Pero, mientras lo hagas, en principio tu sitio estará seguro en su propia isla.

En estos casos, además, como eres el único del servidor, todos los recursos se dedican a ti. Si hay problemas de rendimiento o lagunas, te darás cuenta rápidamente y podrás localizar la fuente del problema mucho antes que en un servidor compartido.

Servidor privado virtual (VPS)

La vía intermedia entre un servicio de alojamiento compartido y un servidor asignado a ti es lo que se conoce como Servidor Privado Virtual (VPS, por sus siglas en inglés). Si eliges este tipo de servicio, tendrás tu propio servidor, pero esté no será un ordenador físico que existe efectivamente en algún lugar, sino un servidor puramente virtual.

Como las demás alternativas, esta elección tiene algunos pros y contras bastante obvios. En primer lugar, un VPS te permite controlar tu sitio web sin limitaciones, como si estuvieras usando un servidor asignado.

Para quién quiera utilizar aplicaciones para clientes, esto es un enorme punto a favor. Además, aunque en estos casos en realidad también estás compartiendo el servidor, por lo general hay muchos menos sitios web alojados en cada servidor virtual, por lo que los usuarios normalmente disfrutan de un porcentaje mucho más amplio de los recursos.

Sin embargo, hay que decir que trabajar con un servidor virtual requiere al menos un nivel intermedio de conocimientos técnicos, así que no es la opción más adecuada para principiantes. Aunque suele haber un equipo técnico disponible, quizá merezca la pena empezar por algo más sencillo y volver a considerar esta opción cuando hayas adquirido algo más de experiencia.

En resumen…

Ahora que entiendes mejor qué es el alojamiento web, podrás tomar una decisión informada sobre qué tipo de servicio es el que más te conviene.

Elijas un servidor compartido, uno asignado o un servidor privado virtual, recuerda que estés un mercado con mucha competencia. ¡No te olvides de revisar las reseñas y artículos que evalúan la actual gama de opciones y empieza tu viaje por Internet con buen pie!

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